Cristián Londoño Proaño

26 de sep de 20183 min.

Los lectores de ciencia ficción.

Por: Cristián Londoño Proaño

El lector o lectora de fantasía y ciencia ficción busca personajes y escenarios distintos, que al mismo tiempo le recuerden su propia existencia. ¿Acaso se distingue el lector de relatos o novelas de ficción especulativa al resto de lectores?

Desde mi punto de vista hay una diferencia muy clara. El lector de ciencia ficción y fantasía prefiere relatos que se acercan a su realidad o cotidianidad, pero ambientados en un mundo extraño. Por ejemplo, cuando se lee «Amanecer» de Octavia Butler, memorable escritora afroamericana referente imprescindible de la ciencia ficción, el lector es atraído por el mundo y los personajes descritos. La trama central se ubica en una nave espacial orgánica. La estructura interna de la nave está conformada por árboles que, en su interior, albergan hogares; y paredes orgánicas que se abren al contacto de los órganos sensoriales de los alienígenas, propietarios de la nave. En este ejemplo, la estructura interna de la nave descrita por Butler tiene elementos familiares y al mismo tiempo, extraños. El mundo de la novela es una mezcla de lo raro y lo conocido. Esto hace que el lector se sienta transportado a un universo distinto, pero tiene elementos familiares. En el interior de cada lector de ciencia ficción y fantasía subyace el deseo de vivir historias distintas, que no excluyan la realidad conocida, pero que le sorprendan.

Otro caso, la novela «La guerra interminable» de Joe Haldeman. El lector asiste a una guerra galática de miles de años, en que los humanos luchan en contra de los extraterrestres. Por un lado, el lector presencia los horrores de cualquier guerra conocida como la Segunda Guerra Mundial. Pero, los ambientes en que se desarrolla la guerra es en planetas lejanos o en el espacio y el enemigo son criaturas inteligentes. El lector vuelve a estar frente a lo conocido y al mismo tiempo, con lo extraño.

Un caso práctico. En mis novelas de fantasía andina que conforman la trilogía andina: «El instinto de la luz» «El tiempo uerto» y «el retorno de la luz», ambiento la narración en la cordillera de «Los Andes», exactamente en un sitio conocido como Mojanda. Un lugar del paisajes increíbles. El pueblo en que se desarrolla la historia es un pueblo como cualquier poblado apartado de la civilización occidental, desprovisto de tecnología, muy ligado a su tierra y sus sabreres y tradiciones ancestrales. Tiene una estrutura jerarquica comunitaria y existe un chamán poderoso. Además, en los bosques aledaños existen unas criaturas malígnas que hacen daño a los pobladores. En este caso, la narración es muy cercana al lector, pero al mismo tiempo, extraña.

Otra de las diferencia de un lector o lectora de ficción especulativa es que cuando halla expresiones extrañas en la historia de ciencia ficción o fantasía, sabe que cumplen una función y no trata de interpretar. Por ejemplo, la expresión: «la pared respiró». Esta expresión, para un lector o lectora de género clásico, significa que el autor intenta metaforizar su contexto. En cambio, para el lector de ciencia ficción y fantasía significa que efectivamente, la pared puede ser un organismo vivo.

Pongamos otro caso, sí el lector o lectora de ciencia ficción halla una palabra extraña o de rara pronunciación. Por ejemplo el nombre de un personaje: «Noeritjihuv». No busca su significado en un diccionario de nombres o de lenguas ancestrales. Para él o ella, no hay mayor explicación, porque sabe que es un nombre probable en el universo que planteó el escritor.

Un caso práctico. En mi novela «Underbreak», un thriller futurista, la misma palabra que da nombre a la novela no tiene un significado en español, quizás en inglés podamos encontrarle algún sentido. Pero, se descubre en los capítulos siguientes que «Underbreak» es el nombre de una nueva tecnología terrorífica que puede cambiar la vida como la conocemos.

Las consideraciones para distinguir a un lector de ciencia ficción y fantasía son formas de entender un registro de lectura que está habituado. Este lector o lectora está acostumbrado a los mundos extraños que plantean los escritores del género. Tiene la mente abierta. Sabe que en la historia que lee, puede suceder cualquier cosa, debe tener los sentidos despiertos para experientar las sorpresas que le depara su aventura lectora, y quien sabe, que al final se cuestione si la realidad que observa es realmente «la realidad».

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