Robert Sheckley: el Voltaire de la ciencia ficción
Por Cristián Londoño Proaño
Robert Sheckley fue un escritor norteamericano de ciencia ficción que nació en 1928, junto con escritores como Philip K. Dick, Frederik Pohl, Isaac Asimov y otros autores formaron parte del apogeo de la ciencia ficción en los años cincuentas en los Estados Unidos. Una década conflictiva donde comienza la Guerra Fría contra la URSS y la carrera armamentística. Los tres escritores hicieron una crítica al consumismo difundido por el «american way of life», por ejemplo, la novela «Mercaderes del Espacio» de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth .
Robert Sheckley no conoció el éxito fuera del gueto de la ciencia ficción. Kinsley Amis y Bryan Aldiss siempre lo admiraron, incluso Aldiss dijo que era un Votaire o un Swift contemporáneo. Algunas de sus novelas y cuentos tienen una extraordinaria calidad, entre ellas, «Mañana será así». En dicha novela, la Tierra mantiene un planeta prisión donde envía a todos los ciudadanos que considera criminales y ellos deben convivir en una sociedad invertida, donde su principal ley es asesinar. Inclusive, su novela «La séptima víctima» fue adaptada al cine por Elio Petri.
Su narrativa, «eso que sale de mi ordenador», así definió Sheckley al género de la ciencia ficción, tiene ironía, humor y sátira. El mismo autor, en una entrevista para Luigi Pachi y Roberto Quaglia, comentó sobre su temática: «Escribí lo que vino a mí, el humor y la paradoja, y la sátira, los tres caballeros de mi propio Apocalipsis». Y en una entrevista de 2003 con Locus Magazine, Robert Sheckley dijo: «Muchos de nosotros no queremos ser muy serios acerca de los problemas del mundo. Nuestra vida está ahí para disfrutar, no para ser un disidente eterno, eternamente descontentos con cómo son las cosas y con el estado de la humanidad. Yo estaba tratando de no tomar las cosas demasiado en serio». Cabe destacar que su escritura es entretenida, amena y de apariencia sencilla. En muchas de sus obras se encuentran hallazgo formidables. Siempre le interesó más el contenido de sus cuentos y novelas que la forma.
En el articulo titulado: «Robert Scheckley: If the Marx Brothers Had Been Writers», Frederick Pohl contó una anécdota de su amistad. Sheckley y Pohl se conocieron cuando Frederik editó la revista «Galaxy» de Nueva York. Pohl ya había leído los cuentos de Sheckley y le gustaba su humor e ironía, por lo que quería publicarlos en su revista. Se puso en contacto con Sheckley y le propuso el trato. Este aceptó y así empezó su amistad. Unos años después, Sheckley se mudó a Nueva York y le invitó a Pohl a una cafetería. En ese sitio, Sheckley le contó que le habían dado un trabajo como editor en la revista «Omni», pero le pasaba una cuestión extraña: no quería editar sino escribir. Pohl le aconsejó que se dedicase a lo que más le gustaba que era escribir. Pero Sheckley le respondió que ya estaba acostumbrándose al dinero, al pago puntual de los gastos. Pohl le dijo: «Si usted tiene que escribir para ser feliz y si mantener el trabajo no va a dejar que lo haga, entonces usted tiene que dejar el trabajo». Luego de esto, se despidieron. Unos meses después, Pohl supo sobre la decisión de Sheckley. Él había dejado el trabajo y se dedicó a escribir.
Pero esta dualidad siempre la tuvo a lo largo de su vida. El dinero y la escritura. Alguna vez Robert Sheckley escribió para Playboy (en la época en que la revista publicaba buena prosa). En la entrevista de Luigi Pachi y Roberto Quaglia, ellos le preguntaron por qué lo había hecho. Él comentó irónico: «Playboy pagó cerca de diez veces mejor que los mejores mercados de la ciencia-ficción. ¿Necesito decir más?». Esta discrepancia con los mercados contemporáneos de la ciencia ficción norteamericana fueron visibles. Alguna vez comentó: «Me gustaba cuando la ciencia ficción era un campo extraño, cuando no había que pensar en los premios de libros. Cuando se podía básicamente escribir y vender (…) Ahora es muy grande, un poco incómodo para mi pequeña comprensión».
Sus últimos años fueron tristes. Terminó escribiendo novelas de ciencia ficción para las franquicias como «Star Trek: Deep Space Nine». Su muerte en el 2005 dejó algo para el mito, que lo reseña Wikipedia: «escribió hasta su último aliento, hasta su último ápice de conciencia, cuando cayó desplomado encima de su máquina de escribir».
Foto: www.openlettersmonthly.com